Un objeto de Lujo perdura en el tiempo

Me satisface gratamente poder ser testigo del nacimiento de proyectos e iniciativas que destacan la excelencia en la calidad como experiencia del lujo en todas sus dimensiones. Este es un principio que defiendo y que define mi trabajo desde hace 30 años.

Según afirmaba Coco Chanel: “El lujo es una necesidad que nace donde la necesidad acaba”.  Hoy el limite de esa necesidad suele ser mucho más difuso, quizás porque el termino “lujo” y su aplicación ha evolucionado hacia escenarios en donde el valor material, el conocimiento y el valor emocional son igualmente protagonistas. Un objeto de lujo solo consigue serlo si alcanza trasmitir sus valores, y esto solo se logra si en el proceso mismo de la creación, este ha sido concebido con la finalidad de superar los limites que el espectador puede necesitar e imaginar. El lujo funcional, el lujo emocional y el lujo expresivo están mucho más presentes en nuestra vida de lo que a menudo somos conscientes. La calidad de las materias, el carácter de los detalles, la pureza de las formas, la expresión del concepto y la manufactura artesanal, entre muchos y muchos adjetivos más, hacen que un objeto de lujo perdure en el tiempo, y eclipse el deseo de la posesión de la diversidad ante la exclusividad.

Hanníbal Laguna La sensación del lujo comienza con un dialogo secreto entre el objeto y quien lo descubre. Nuestros sentidos se rinden a sus virtudes y finalmente quedamos atrapados en un limbo entre la admiración y el deseo de disfrutarlo o poseerlo. Un articulo exclusivo, una serie limitada o una experiencia única, pueden despertar en nosotros nuevas inquietudes y hacernos sentir sensaciones muy especiales. Pero no siempre fue así, el lujo de hoy no es el lujo de ayer, aunque la esencia de la excelencia perdure hasta nuestros días; la realidad es que la percepción que tenemos hoy del lujo difiere mucho de la que tenían nuestros abuelos. En la década de los años 50, los clientes buscaban la perfección y la durabilidad; en los 80 primaba la visibilidad estética como símbolo de status; sin embargo, en el nuevo siglo la expresión de los valores culturales y  la experiencia de compra han pasado a ser tan importantes como el propio objeto. En su evolución a través de las últimas décadas, el lujo ha incorporado al concepto de la extrema calidad; el diseño, el valor de la marca, la exclusividad y ha potenciado las emociones que genera su adquisición y disfrute, mejorando el estado de animo de quien lo consume.

El lujo cada vez cede más protagonismo a todo aquello relacionado con lo intangible, al tiempo, a disfrutar de las vivencias y de las experiencias que rodean al propio objeto. En esta dirección también surgen nuevas corrientes que desarrollan conceptos alternativos a lo que hasta ahora conocemos. Un ejemplo de ello es el denominado Neolujo, una nueva visión que irrumpe con fuerza en la sociedad, situándose en la base de la adorada pirámide del lujo. El Neolujo nos ofrece una alternativa que rescata la esencia del producto manteniendo la calidad, simplificando las propuestas estéticas sin perder glamour y potenciando el lado sensorial cercano a los valores tradicionales en cuanto a la atención, el servicio y la experiencia de compra. Esta nueva formula de acceder al lujo esta empezando a cosechar grandes éxitos. ¿Qué será lo siguiente?, es difícil de predecir …, pero me atrevo a pensar que este mágico dialogo puede comenzar aquí, en Lookxury.

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